Esta frase tan popular es el recurso fácil para describir una situación que puede acabar mal o que irremediablemente ya ha explotado. Pero, ¿de dónde procede dicha expresión? Parece fundamentado que todo tiene su origen en la procesión de La Cofradía del Rosario, que al realizarse a la aurora precisaba de faroles para iluminar el recorrido. A esa hora, topaban con mozos pendencieros que por motivos religiosos, políticos o simplemente por exceso de alcohol, iniciaban una trifulca que acaba en pelea callejera.
Y, así, como el rosario de la aurora, tenemos a veces este planeta. Es lógico, mientras medio mundo llega para acostarse, el otro se levanta. Así, es difícil llegar a un acuerdo.
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