martes, 26 de febrero de 2008

Un asunto legal

Introducción
Hace cosa de 1 año nos compramos un coche y tuvimos que dar nuestros datos personales como es obvio. Al poco tiempo, recibimos una oferta de Legalitas en la que nos autorizaban a utilizar sus servicios sin coste durante un tiempo limitado por haber hecho una compra de un Fiat. Hasta aquí, todo perfecto. Nunca usamos los servicios de Legalitas y olvidamos por completo que esta empresa existía.

Nudo
Pero, ayer recibimos un cargo a nuestra cuenta de 40€ en concepto de asesoramiento. "¿Oye, y esto?" "¿Has consultado algo a un abogado?" "No, no. ¿Y tú?" "Pues nos han cobrado por algo" "No tengo ni idea pero de momento no pienso separarme de ti" "Habrá que llamar, pero... " Unos segundos después y con San Google por medio ya teníamos la página web de Legalitas y un número de teléfono.

En la primera llamada al 902 de turno, una voz grabada nos dice que las líneas estan ocupadas y que pronto seremos atendidos. Música, música, música, música... Y colgamos tras 7 minutos de espera. Segunda llamada con los nervios nerviosos, voz grabada y música. Ponemos el manos libres y tarareamos la canción. Piiiiiiiiiiiii. "Legalitas en que puedo ayudarle" Explicamos el caso al sujeto que nos atiende y tras varios interrogatorios el hombre se ilumina y nos dice que esto proviene de una promoción por el coche que nos compramos. Además, adiestrado para estas lides intenta convencernos de que la promo es excelente. Un, dos, tres, yo me calmaré. Cuatro, cinco, seis, todos los vereís. El caso es que por su propia cuenta, Legalitas entiende que continuamos con el servicio y sin avisar nos pasa un cargo una vez extinguida la oferta. El amable caballero, una vez comprobado que estamos a punto de calentarle la oreja nos dice que para solucionarlo tenemos que llamar al 902 de atención al cliente. Colgamos.

Tercera llamada a otro 902. Música. Sin noticias de persona humana. Cuarta llamada. Más de lo mismo. Inténtelo pasados unos minutos. Quinta llamada. Prolongamos el tiempo de espera y milagro. Contesta alguien. Más interrogatorios, tiempo de consulta en la base de datos y bla, bla, bla, bla,... Cansados, estamos a punto de decirle a la señora que vamos a utilizar los servicios que nos cobran para demandar a Legalitas por estafa.

Desenlace
Al fin, la señora nos asegura que el servicio ha sido dado de baja. Otra llamada a otro 902 del banco para devolver el recibo. Y como resultado, una factura astronómica en teléfono que pagamos nosotros, tiempo perdido y la sombra de una separación en el aire (aunque fuera broma) por recuperar 40€. Así que sólo nos queda el derecho a pataleta, consuelo de tontos. Gracias Legalitas, muchas gracias.

lunes, 25 de febrero de 2008

El comisario Jaritos: novela negra en griego










Defensa cerrada
Petros Márkaris
Novela Policiaca
Ediciones B

El debate a debate

Por fin, esta noche tendremos debate electoral. Después de tensas negociaciones, sobreinterpretaciones varias y algunos tira y aflojas, los dos partidos mayoritarios de este país se han puesto de acuerdo en algo: sus candidatos se enfrentarán en un debate cara a cara. La Academia de Televisión ha configurado un escenario neutral y los asesores de ambos partidos han iniciado sus turnos de objeciones y condiciones para sacar el mayor provecho a la imagen de los candidatos. De nuevo, un debate marcará el devenir de la campaña electoral. Algo que no sucedía desde 1993.

Pero, ¿era necesario llegar al extremo de debatir sobre si tiene que haber debate o no? Ponerse ante las cámaras y mostrar ante los rivales ideológicos las cartas de su partido es algo a lo que deberían estar obligados. Es la mayor prueba de fuego a la que se enfrentan los candidatos para convencer y demostrar que pueden representar los intereses de los ciudadanos a los que piden el voto. Por lo tanto, nosotros, los votantes, debemos exigir que debatan.

Mañana, será un día de resultados. Se hablará del color de las corbatas, del peinado, de la iluminación, del moderador, de la oratoria. Se comentará que uno ha sido mejor que otro, que llevaba muy ensayado su papel, que ha sabido improvisar mejor. Pero en definitiva, habremos asistido a la interpretación de los papeles que cada uno quieren mostrarnos. Los candidatos bajan a la arena política. Alea jacta est.